CoRe | Foro Urbano CDMX 2016. Cuarta mesa redonda: participación, ciudadanía y responsabilidad.

La ciudadanía tiene que verse como una caja de herramientas que servirá para construir el espacio público: Mesa redonda sobre participación, ciudadanía y responsabilidad

 

  • “La participación ciudadana es clave para generar empatía. Se debe alentar la conversación social y a un nivel de ciudadanía horizontal”: Steven Popper.
  • “La Ley tres de tres ha provocado transformaciones fundamentales, quizás la más trascendental sea que, gracias a ella, la corrupción ya se persigue de oficio. Estos cambios son incentivos para cambiar el sistema político de tal forma que la corrupción ya no tenga cabida en la forma de hacer política en México”: Juan Pardinas.

 

Ciudad de México, 7 de diciembre de 2016.-  La participación ciudadana y la responsabilidad fue el tema de la cuarta y última mesa redonda de CoRe Foro Urbano CDMX 2016, presidida por el Doctor en Economía por Berkeley, Steven Popper, y el Director General de IMCO, Juan Pardinas.

 

La encargada de abrir la cuarta mesa fue Gabriela Alarcón, directora de desarrollo urbano de IMCO, quien propuso entender cuál es el estatus de la participación ciudadana dentro de los procesos de recreación de ciudad, los límites que existen en la participación ciudadana y, sobre todo, cómo recuperar la confianza.

 

Para el economista Steven W. Popper, la pregunta fundamental es: ¿cómo apoyar un proceso de participación y colaboración ciudadana? “Un proceso de valor e innovación urbana suele seguir este orden: investigación, desarrollo, invención, adopción y difusión. Pero no siempre es así. Y yo diría que particularmente es difícil en la Ciudad de México, donde el problema es que los participantes no están conectados. Es decir, empresarios, académicos, trabajadores, estudiantes y demás no tienen una comunicación lineal donde compartan inquietudes o riesgos. La confianza está estrictamente relacionada con el riesgo. En la Ciudad de México, el riesgo no se comparte de una forma horizontal”.

 

Para Popper, existen tres causas de desconfianza que impiden la construcción de ciudadanía en México: primero, la convivencia de muchísimas personas con distintos objetivos, intereses y temores, lo que puede ser caldo de cultivo para la corrupción; segundo, no entender que el proceso es más importante que el producto final, en términos de planeación urbana; y tercero: la incertidumbre, que es un riesgo sin cálculo: “Uno de los problemas es la privatización de los intereses. La declaración explícita de una visión urbana es demasiado importante como para sólo dejárselo a los visionarios habituales en estos temas, como los arquitectos o los desarrolladores urbanos. La participación ciudadana es clave para generar empatía. Se debe alentar la conversación social y a un nivel de ciudadanía horizontal”.

 

Por su parte, Juan Pardinas consideró importante concebir dos procesos de construcción, de ciudadanía y de visión. Para él, la construcción de ciudadanía tiene que ser dinámico: “La ciudadanía tiene que verse como una caja de herramientas que servirá para construir el espacio público, al que se incluyó el voto femenino o la opinión de comunidades marginales o minoritarias”.

 

Pardinas lanzó un contrapeso a las causas de desconfianza planteadas por Popper en la construcción de ciudadanía en México: antes del 2014, las únicas personas del país con facultad de iniciar leyes eran el presidente de la república y los miembros del congreso. Con la reforma del 2014 esto cambió, y desde entonces los mexicanos pueden participar en la construcción de leyes. “La Ley tres de tres ha provocado transformaciones fundamentales, quizás la más trascendental sea que, gracias a ella, la corrupción ya se persigue de oficio. Estos cambios son incentivos para cambiar el sistema político de tal forma que la corrupción ya no tenga cabida en la forma de hacer política en México”.

 

Para Pardinas, la actual tecnología, como la conectividad que brinda un smartphone, es una gran herramienta para el proceso de la construcción de ciudadanía y confianza, herramientas muy poderosas pero también amenazas que se deben analizarse. Los ciudadanos pertenecemos a la ciudad. Pardinas trajo a cuento una frase del Manifiesto ciudadano: prefiero las ciudades a las patrias. 

 

En su participación, Ana Ramírez Lacorte mencionó que “si bien hay una comunidad empoderada en la Ciudad de México que ha logrados grandes impactos como la revocación del proyecto del Corredor Chapultepec, aún hay muchas organizaciones barriales que requieren de atención”.

 

Estas palabras llevaron la discusión de la mesa a uno de los problemas que más han afectado a México a lo largo de su historia: la desigualdad.

 

Por ejemplo, Alejandro Hernández propuso el dilema: ¿cómo incentivar una participación ciudadana, sobre todo en temas urbanos, cuando muchos de ellos sobreviven con un salario por debajo de los 7,000 pesos mensuales?

 

Al respecto, María Amparo Casar mencionó que en México el riesgo de participación es muy distinto entre ciudadanos; por ejemplo, no es lo mismo la exposición de la participación ciudadana de un periodista a la de un ciudadano de a pie, mucho más expuesto a sufrir represalias.

 

“México en general posee ciudadanos de baja intensidad. Pero hay que reconocer las causas de esta baja participación ciudadana en México. Según las encuestas, se ha avanzado muy poco en la legalidad; prácticamente desde la que imperaba en la década de los cincuentas del siglo pasado. Encuestas dicen que, de la población mexicana, sólo entre el 3 y el 10% declara haber participado en alguna actividad de injerencia social y muchas de ellas tiene que ver más bien con participación en una institución eclesiástica. Las estadísticas también revelan que los mexicanos no participan por una falta de confianza y porque participar, según ellos, no sirve”.

 

Parte de la erradicación de la desigualdad, al menos en términos de participación ciudadana, tendría que ver con un entendimiento de la tolerancia, y para ello, según la participación de Javier Esquillor, el primer paso es generar espacios de reconocimiento entre distintos grupos poblacionales. La tolerancia en distintas direcciones también es un factor fundamental para la construcción de ciudadanía inherente a la construcción de confianza.

 

Para Jesús “Chuy” Álvarez, de Monterrey, la tolerancia se construye a partir de la responsabilidad de los vecinos de conocerse entre ellos, de involucrarse en las actividades vecinales. Una opción para ello es romper la verticalidad con la que se diseñan los proyectos de participación ciudadana. Valorar el tiempo de los vecinos y hacer sentir a los vecinos que son parte de un proyecto importante.

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