“La Bruja y el Unicornio” Maayan Fleitman Katthain

Mención Honorífica del Concurso de Cuento «El espacio que podemos ocupar»

 

“La Bruja y el Unicornio” 

 

Cuando desperté descubrí que estábamos en medio de una pandemia, así que decidí escribir este cuento….

Había una vez una bruja que quería un unicornio para tener más poder. Ella buscaba por todas partes cuando sucedió algo inesperado.

“Ja ja ja” gritó la bruja.

De pronto apareció un unicornio, la bruja lo atrapó y se lo llevo a su castillo. Más tarde la bruja se quedó dormida, mientras el unicornio lloraba y lloraba.

Cuando la bruja despertó y abrió los ojos, vio que había una revista debajo de su puerta con las últimas noticias, leyó en voz alta la primera página: “Covid-19-coronavirus, NO SALGAN DE SUS CASAS, ¡¡¡CUIDADO!!! NO ACERCARSE A NADIE”.

El unicornio, era mágico así que hizo aparecer dos tapabocas. Le dio uno a la bruja, y así ambos se los pusieron.

La bruja recapacitó y se dio cuenta que ya no podría tener al unicornio encerrado en su castillo.

“A distancia” le grito la bruja. Como ya no podía tocar al unicornio para su experimento, lo tuvo que liberar.

Dijo otra vez la bruja: “A distancia unicornio, recuerda”.

El unicornio se fue, la bruja tuvo que quedarse en casa para no contagiarse de ese travieso coronavirus.

Maayan Fleitman Katthain (7 años)

 

Imágenes obtenidas de: “Freepik”
https://www.freepik.es/vector-gratis/fondo-unicornio-paisaje-dibujado-mano_1207704.htm
https://www.freepik.es/vector-gratis/fondo-halloween-bruja_3067311.htm#page=1&query=bruja&position=2

 

“Vacuna al rescate” Noga Fleitman Katthain

Mención Honorífica del Concurso de Cuento «El espacio que podemos ocupar»

 

“Vacuna al rescate”

 

Cuando desperté descubrí que estábamos en medio de una pandemia, todo había comenzado unos meses atrás…. Y la historia que se contaba sobre esto va más o menos así:

Había una vez un villano que quería gobernar todo el planeta para tener poder y mucho oro, así que decidió poner manos a la obra para gobernar. Todas las noches tenía más ideas para conquistar el mundo entero.

Después de varios meses, consiguió poderes mágicos, practicaba todas las tardes y ya se imaginaba a todos arrodillados ante él. Su plan estaba casi listo, pero antes tenía que tener su traje de villano y su nombre, así que armó su traje en un abrir y cerrar de ojos. Era de color verde azulado con espinas en los brazos y las piernas. Ahora tenía que ponerse un nombre, pensó y pensó, hasta que se le ocurrió un nombre que todos repetirían en su casa: “Coronavirus”. Ahora era un villano muy peligroso.

Así que empezó con su plan, comenzó en China, un lugar con mucha gente.

Sus poderes eran: volar, estar en millones de partes al mismo tiempo, pegarse a cualquier cosa, entrar en las personas, teletransportarse y el que más le gustaba a Coronavirus, con su aliento verde enfermaba a todos, no podían respirar y calentaba un poco su cuerpo. Con esos poderes decidió dominar el mundo.

Empezó por un señor llamado Argemi, pero después decidió usar su poder de estar en millones de partes al mismo tiempo e infectó a casi todo China. Coronavirus empezó a viajar por el mundo contaminando a todos con su aliento. Cuando los gobernadores de los países se dieron cuenta del malvado villano Coronavirus pidieron que las personas no salieran de su casa porque el villano no podía teletransportarse al interior de las casas, entonces Coronavirus estaba en todas partes menos en las casas.

El villano sabía que no tenía que matar a todos porque si no ¿quién le haría masaje y le daría de comer uvas como un rey? Así que decidió no matar a los menores de 10 años y a los demás, a unos sí y a otros no.

Las personas no podían verse entre si, porque Coronavirus podría meterse en ellas y sacar su aliento que enfermaba a través de ellas para contagiar a todos. Tampoco se podían tomar cosas que no fueran de sus casas porque Coronavirus podría echar su aliento también a las cosas y cuando alguien las agarrara se contagiaría. Coronavirus sabía que podría surgir un superhéroe que ayudaría a la paz y lo intentaría vencer, ¡pero no!, nadie me puede vencer, se dijo, así que decidió seguir con su plan e iba contagiando a todos.

Después de algún tiempo, un científico loco inventó a un superhéroe, estaba hecho de un líquido y luego se convirtió en carne y hueso. Le hizo un traje mezclando dos líquidos, el traje era de color morado fosforescente con chispas verdes azulosas, luego le puso un corazón valiente y bondadoso que él había creado, y al final le puso ojos y boca. Además, le dio poderes. Puso un último líquido que le dio vida al héroe y lo llamó: Vacuna.

Vacuna ya sabía qué hacer, salvar al planeta del villano Coronavirus.

Viajó y los poderes de Vacuna eran: fuerza, volar, un rayo que sólo lo puede usar una vez, estar en muchas partes al mismo tiempo y con su aliento hacer que Coronavirus no contagie a nadie más, porque todavía había personas que no se habían contagiado.

Un día que paseaba por la ciudad, Coronavirus se asomó por la ventana de un hogar para ver las maldades que había hecho, pero se llevó una gran sorpresa al ver que toda la familia estaba riendo y divirtiéndose. Coronavirus recordó que había visto antes a esa familia, cuando sus papás no estaban con los niños porque todo el tiempo se iban a trabajar.

Coronavirus se enfureció porque a pesar de que estaba matando, también estaba creando felicidad, ya que estaba juntando a las familias para que se reconectarán y divirtieran. En eso escuchó un ruido, se volteó y Vacuna iba volando hacia él, Coronavirus lo esquivó, se dieron vueltas, golpes, pero Vacuna los daba más fuertes. Una patada en la panza, otra en la pierna y Coronavirus acabó en el suelo. Vacuna usó su último poder, él que sólo podía usar una vez, un rayo en el corazón.

Ahora Vacuna era el superhéroe del mundo, siguió ayudando y Coronavirus no volvió a regresar.

Noga Fleitman Katthain (10 años)

 

Imagen obtenida de: “Clipart Logo”
https://es.clipartlogo.com/istock/syringe-super-hero-standing-with-cape-1551953.html

Unidos por la comida: cultivando en las ciudades

Por: Elizabeth Palacios.

Si alguien me preguntara en qué momento me he sentido más vulnerable desde que empezó la emergencia sanitaria derivada de la pandemia del COVID-19, mi respuesta no tendría que ver con un temor al contagio, ni a la recesión económica.

Mi momento de mayor vulnerabilidad fue cuando tomé conciencia de que, si colapsaban los centros de abasto que surten las tiendas, si los mercados cerraban o si comenzaba un periodo de escasez, yo sería absolutamente incapaz de alimentar a mi familia. Y no solo yo, millones de personas en la Ciudad de México no tienen la más remota idea de cómo producir alimentos ni cuentan con las condiciones mínimas indispensables para cultivar algo alrededor.

Depender de otros para lo más básico, como lo es la alimentación, es algo que para los habitantes de las grandes ciudades se volvió “natural” cuando, en realidad, no hay nada que atente más contra nuestra propia naturaleza que haber perdido la capacidad de producir alimentos en nuestro entorno inmediato.

Cuando las autoridades comenzaron a hacer la clasificación de las actividades consideradas esenciales, muchas que realizamos día a día en las grandes urbes no estaban ahí. Millones de personas nos pudimos resguardar en nuestras casas porque nuestra actividad cotidiana no era considerada esencial. Si bien ese privilegio nos permite cuidarnos más que otros durante el confinamiento, lo cierto es que también nos vuelve más vulnerables al no tener la capacidad para alimentarnos por nosotros mismos.

¿Dónde sembrar?

Actualmente vivo en la alcaldía Miguel Hidalgo, una de las más prósperas y desiguales de la ciudad. Rento un departamento de 60 m2 en un condominio vertical sin áreas verdes, sin espacios comunes destinados al esparcimiento, con un cajón de estacionamiento oscuro en el sótano, mismo que no uso porque no utilizo auto particular desde hace ya ocho años, cuando tomé responsabilidad del impacto de mi movilidad. Por supuesto ese es un espacio donde está prohibido que los niños o las mascotas jueguen, porque todo parece indicar que los autos son más importantes.

Mi edificio, como todos en esta ciudad, tiene una azotea, pero por increíble que parezca, los vecinos no tenemos acceso a ella. El paso está restringido y solo pueden subir los del servicio de seguridad y mantenimiento del edificio, así como los administradores. Los condominios nuevos de clase media a veces ya ni siquiera tienen las añejas jaulas de tendido, que hoy en día serían lugares perfectos para tener al menos un pequeño huerto. No tengo un balcón y en la ventana de mi sala apenas entra luz suficiente como para cultivar algunas hierbas aromáticas en pequeñas macetas.

En mi colonia hay un parque con escasos espacios realmente verdes, mismos que son ocupados por árboles y plantas de ornato. En las calles pasa lo mismo. Cientos de árboles que han roto las banquetas con sus raíces y que prestan servicios ambientales, pero ¿qué pasaría si esos árboles fueran frutales y entre todos los cuidáramos?

Una visión futurista

Recientemente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicó un artículo interactivo titulado: “Una ciudad del futuro: ideas para una vida urbana próspera y justa”. Se trata de un modelo que simulaba una ciudad sustentable en 2050. La preocupación que me inundó a partir de la emergencia sanitaria me llevó a preguntarme, ¿qué estamos esperando para comenzar a dar pasos firmes para construir ese tipo de ciudades? No las necesitaremos dentro de 30 años, ¡las necesitamos ya!

En dicho modelo interactivo se menciona a los cultivos verticales urbanos como parte de las grandes innovaciones en materia de sostenibilidad, por un lado, y por otro, se habla de los parques y los espacios públicos verdes. Mi pregunta es, ¿por qué no hablamos de jardines comunitarios?, ¿acaso pensamos que realmente todas las personas podrían pagar lo que costará vivir en edificios inteligentes, sustentables y que cuenten con tecnología para apostar por huertos verticales dentro de 30 años?, ¿olvidamos que estamos en una de las ciudades más desiguales de Latinoamérica?

Todas las personas necesitamos tener acceso a productos más diversos y saludables hoy, no mañana. Consumir cada vez más productos locales, así como comenzar a aprender esas habilidades que la urbanidad nos hizo perder generaciones atrás: la habilidad para cultivar la tierra.

Tener huertos en las ciudades no es un tema solamente de infraestructura y tecnología, es también un tema de accesibilidad y construcción de comunidad y tejido social.

¿Cómo empezamos?

Sé que es desesperante querer arrancar un proyecto vinculado a la autoproducción de alimentos en las ciudades en plena pandemia, pero claro que podemos al menos dar los primeros pasos.

Lo primero que se me ocurre es tratar de conectar con los vecinos. Si bien no podemos andar visitando gente, sí podría ser un gran momento para compartir materiales de sensibilización sobre la agricultura urbana y su impacto positivo a través de medios digitales, como chats de vecinos, grupos de redes sociales o incluso con carteles impresos que se puedan colocar en los pizarrones informativos del edificio o unidad habitacional. Más adelante ese trabajo de integración podría servir para dar los primeros pasos hacia un huerto comunitario.

Lo segundo, pero no menos importante, es la capacitación. Actualmente hay varios cursos en línea para aprender a germinar semillas, a hacer composta y a cuidar tus cultivos, mismos que puedes arrancar hasta en una pequeña ventana. Busca las redes sociales de proyectos que ya existen como el Huerto Romita, el Huerto Tlatelolco o el Huerto Roma Verde porque están haciendo interesantes webinars y cursos en línea. Si necesitas inspiración, seguro Pinterest es el lugar ideal para saber qué puedes cultivar ahora que se acerca el verano.

Si requieres insumos para arrancar un pequeño huerto en tu ventana, patio o azotea, puedes consultar a profesionales que te asesoren como: Huertos Heirloom, Eat Healthy o TerraNova Viveros. El tercer consejo que me atrevo a darte es que busques información sobre cómo presentar proyectos vecinales para obtener recursos del presupuesto participativo. Así puedes ir avanzando en un planteamiento más formal si lo que quieres es apostar por un huerto comunitario en el mediano plazo.

Participación ciudadana

Afortunadamente, existen esfuerzos encaminados hacia una nueva forma de vivir las ciudades, reconectándonos con la agricultura, recuperando espacios, tejiendo redes y lo mejor, los más exitosos están en los barrios más populares: Iztapalapa, Tepito, Tlatelolco y Azcapotzalco, ejemplos donde la suma de voluntades de la ciudadanía organizada, el gobierno y el sector privado empiezan a rendir frutos.

Los cultivos urbanos son oasis en lugares donde no hay parques, donde el espacio público fue abandonado, donde ciudadanos se han organizado para ocupar, muchas veces sin pedir permiso (ya luego pidieron perdón), algunos de los espacios olvidados que abundan en las colonias populares de la capital mexicana.

Lo que antes eran terrenos baldíos perfectos para la delincuencia, las plagas y la suciedad, hoy son un paraíso para las abejas, los insectos y las aves; embellecen los predios vacíos, alientan el compostaje y el espíritu comunitario. La agricultura urbana, con prácticas agroecológicas, mejora la calidad del aire, nuestra salud física y mental, pero, sobre todo, hoy son espacios educativos que nos permitirán desarrollar habilidades que no teníamos ya.

La agricultura urbana es, sin lugar a dudas, una herramienta de profunda transformación social, como bien lo dice la organización de la sociedad civil Cultiva Ciudad, la cual ha creado uno de los huertos comunitarios más exitosos: el Huerto Tlatelolco.

Recuperar espacios públicos y transformarlos en granjas urbanas no es solo una estrategia para hacer valer nuestra soberanía y seguridad alimentaria, también es una acción directa para combatir el cambio climático y una herramienta invaluable para la reconstrucción del tejido social. Nada nos une tanto como la comida.

Si los huertos urbanos aportan los beneficios propios de un área verde de calidad, ¿por qué no hacer más huertos en donde hoy hay parques, jardineras y camellones? Recuerdo perfectamente la primera vez que visité Colima y su zócalo estaba lleno de árboles ¡de naranja! La gente nos platicaba cómo iban y recogían las naranjas que se caían por montones en temporada. Lo mismo pasa en el Jardín Borda, en Cuernavaca, donde increíblemente nadie recogía la fruta y solo la dejaban para alimento de las aves y la fauna local.

Promover huertos urbanos en las unidades habitacionales, en los parques, en los camellones y hasta en las jardineras permitiría a los habitantes de los barrios y colonias producir hortalizas nutritivas, mejorar sus hábitos alimenticios y, además, integrar a la comunidad en una actividad benéfica.

De acuerdo a las proyecciones del PNUD, 68% de la población del planeta, es decir 6,500 millones de personas, será urbana en 2050. De lo que hagamos hoy dependerá si todas esas personas podrán habitar ciudades bien gestionadas que ofrezcan oportunidades culturales, sociales y económicas o si cualquier pandemia o desastre de los muchos que seguramente todavía nos faltan por vivir, nos colapsará por hambre.

 

* Elizabeth Palacios es periodista desde 2001, especializada en periodismo de soluciones. Mentora de comunicación estratégica para emprendimientos socioambientales y voluntaria en la agencia de innovación social Makesense México. Recién inició el blog Historias felices para el fin del mundo, donde su objetivo es reunir historias inspiradoras en torno al emprendimiento socioambiental y las iniciativas ciudadanas de impacto positivo.

Twitter: @elipalacios

Facebook: Historias felices para el fin del mundo

 

CoResponsabilidad en hacer ciudad para todos: una solución sistémica

Por: Andrés Sañudo, CoRe Ciudades Vivibles y Amables A. C. & Reurbano.

A nivel mundial, nacional y de la Ciudad de México, la creciente desigualdad económica y social se ha manifestado de forma concreta y alarmante en la segregación espacial de la población: las ciudades están cada vez más divididas en función del ingreso.

En las últimas décadas, la concentración de la riqueza se ha incrementado, los salarios se encuentran estancados, el precio de la vivienda ha crecido de forma sustancial y cada vez son más los mexicanos dentro del “sector informal de la economía”. Lo anterior, en correlación con las normas e incentivos de desarrollo urbano con los que contamos, han hecho que la máxima del desarrollo inmobiliario de “ubicación, ubicación, ubicación” se vuelva un sueño guajiro e impagable para la mayoría de los mexicanos.

Los resultados nos obligan a realizar las cosas de manera diferente. Pero, ¿quién debe ser el responsable de comandar este cambio?

Hoy abundan los manuales, lineamientos y guías para el desarrollo urbano sustentable e incluyente, realizados por diversos agentes y especialistas, que detallan el abanico de instrumentos y experiencias que la Ciudad de México podría explorar para avanzar hacia una ciudad de distancias cortas, tanto en los trayectos como entre las personas con distintos contextos e ingresos. Al mismo tiempo, nos encontramos inmersos en un sentido de urgencia para evitar la catástrofe ambiental que, para quienes confiamos en la ciencia, se avecina en un futuro tan “lejano” como 15 a 20 años. La expectativa es tan avasalladora y oscura que nos ha paralizado. La ONU ha propuesto un marco de actuación para enfrentarlo: los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y su respectiva agenda. Más allá de los compromisos políticos de “cumpliremos con el __% de agenda para el año 20__” y tomarse una foto, la realidad es que no avanzamos, ni de cerca, a la velocidad que demanda el reto multidimensional.

Debemos de estar conscientes de que se requieren medidas innovadoras, “fuera de la caja”, y también recuperar soluciones de “las cajas del pasado”. Por si fuera poco, estamos obligados a operar de manera distinta en todas las escalas: personal, familiar, barrial, social, regional, nacional e internacional. Sin embargo, cada vez que comenzamos esta discusión nos enfrascamos en una disputa dicotómica de Estado versus Mercado. En la defensa a ultranza de cada uno de los extremos, perdemos la objetividad de cada uno de los actores y sus realidades.

No hay duda de que el Estado debe tener un rol preponderante en la generación de condiciones de redistribución y ser el “driver” principal de un cambio sistémico que mediante garrote y zanahorias, y asumiendo riesgos, alinea los objetivos del mercado con aquellos de una sociedad diversa, equitativa, democrática, incluyente y sustentable. Pero es evidente que el Estado no puede solo, basta con realizar una evaluación de calidad y mantenimiento a los servicios públicos.

Foto: @magnolia.bluebird

El mercado también nos ha demostrado lo mismo, que es completamente dependiente del brazo de la regulación y los incentivos para siquiera plantearse integrar una agenda social y de desarrollo incluyente dentro de sus planes. La documentación de las “contradicciones internas del capitalismo” es amplísima y proviene de una gran diversidad de corrientes económicas. Recientemente, los comentarios del premio Nobel de Ciencias Económicas, Joseph Stiglitz, dieron la vuelta al mundo al pedir la declaración de la muerte del neoliberalismo con base en sus resultados y demandando la implementación de una nueva generación del capitalismo, el capitalismo social.Si el capital se convierte en la única forma de producción de ciudad, entonces el diseño urbano vive en la tiranía de la rentabilidad. 

Una mejor ciudad, sin duda, implica que el capital tenga menos influencia en su diseño, pero tampoco puede ser a costa de la negación del mercado. Aquí es donde surge la pregunta ¿qué fregados es el mercado? Son las reglas del juego: el qué, cómo, cuándo, dónde, quién. Esas reglas históricamente las ha construido el propio Estado, y en los casos más virtuosos, a través de mecanismos serios e informados de participación ciudadana. Por lo tanto, el Estado es más que un mero “interventor” del mercado o mitigador de algunos riesgos. Como plantea Mariana Mazzucato, el Estado es el principal creador de mercados, y en muchos casos, no solo mediante la reglamentación o la mitigación de riesgo, sino también a través de la inversión directa e innovadora en sectores en los que ningún fondo de capital de riesgo hubiera entrado.

Es decir, lo que se conoce como la neoliberalización del desarrollo urbano no es otra cosa que un mercado creado. El problema está en la poca evaluación y autocrítica de sus resultados y de sus premisas fundamentales. Como dicen los White Stripes, no puedes hacer del efecto la causa. La segregación urbana y la falta de oportunidades de vivienda adecuada en suelo dotado de equipamiento para todos los niveles de ingreso, no son por el desarrollo inmobiliario actual (el efecto). La desigualdad urbana que vemos hoy son el mero resultado (previsible) de un conjunto de políticas, normas e incentivos – las reglas del juego, del mercado que se creó.

Foto: @t_saba45

Siendo el Estado el principal responsable de generar las condiciones para lograr una mayor equidad y romper con la segregación espacial, en las últimas décadas no solo se ha retirado de la producción activa de la ciudad, sino que muchos de los “incentivos” que ha puesto sobre la mesa apuntan en el sentido contrario, generando un efecto exponencial. Para que no extrañemos la palabra de moda en la discusión urbana, la gentrificación, ha sido principalmente comandada desde el Estado. Estos son algunos ejemplos:

  • El Estado ha dejado de participar activamente en el fomento de bancos de suelo intraurbano que puedan ser desarrollados de forma pública, privada o mixta, guiando el desenvolvimiento urbano de forma ecualizada con cabida para la vivienda asequible, equipamiento y servicios que el “mercado” no está volteando a ver como son el sector educativo, cultural o de salud.
  • Por el contrario, hemos visto algunos ejemplos en donde incluso se ha pensado en vender las reservas territoriales intraurbanas, en ocasiones sin garantizar que los proyectos o parte de ellos contemplen espacios para el equipamiento y la vivienda asequible o social.
  • Se suman décadas de diseño e implementación de incentivos focalizados en el desarrollo de la vivienda social “en donde se pudiera”, fomentando la dispersión urbana y sus consecuencias sociales, económicas y ambientales.
  • Los instrumentos de planeación estratégica fueron olvidados, y cuando se han intentado utilizar, se optó por estructuras poco transparentes, con carencia de rendición de cuentas y sin una clara agenda urbana. Se ha creído que con generar un mapa de colores y potenciales prospectivos (zonificación tradicional) es suficiente para que después el propio “mercado” genere los espacios inmobiliarios necesarios y potencie el valor social de la ciudad.
  • Mediante este diseño normativo y la inversión pública histórica en infraestructura, se ha creado una superconcentración de la actividad económica y social de la ciudad. Un claro ejemplo es como la zonificación de las avenidas Reforma e Insurgentes ha incentivado la concentración de los desarrollos de oficinas y usos mixtos en ambos corredores. La probabilidad de que una persona “aleatoria”, que se desenvuelve en la Ciudad de México, trabaje en las inmediaciones de estas avenidas es muy alta. Por lo tanto, una gran mayoría de la población desea vivir en las colonias más cercanas a estos corredores. Mientras no modifiquemos estructural y sistemáticamente el abanico de reglas e incentivos, seguirán accediendo a estas ubicaciones los que más puedan pagar.
  • No ha habido esfuerzos ni inversiones suficientes para replicar en otras ubicaciones las características que hacen de las colonias “en gentrificación” más atractivas para vivir: cercanía al empleo, equipamiento, cultura, espacio público, conectividad, etc. Entonces las personas y familias en posición para comprar una vivienda, concentran la búsqueda alrededor de las mismas ubicaciones.
  • La inversión pública destinada a acercar a las personas a sus trabajos se ha orientado de forma equivocada: los 70 mil millones del tren de Toluca podrían haber servido para hacer un banco de suelo de más de 2 millones de m2alrededor de infraestructura de transporte ya existente; con edificaciones de 6 niveles y 20% de área libre, impulsando la construcción en forma tripartita de más de 110,000 viviendas para ingresos mixtos.
  • En otras ocasiones se ha regulado con buena intención pero sin tomar en cuenta la realidad financiera, y por lo tanto no se logran modificar los comportamientos. Por ejemplo, la Ley de Vivienda para los Trabajadores que en algunas zonas incrementa la densidad y otorga la posibilidad de hacer un nivel más, siempre y cuando todas las unidades se vendan dentro del límite de Infonavit. Dicha condición implica que un departamento de 80m2tenga un valor máximo por metro de $22,500. En las zonas en donde es necesario incentivar vivienda asequible con mayor fuerza no es anormal ver precios por metro de $40,000 o más, trayendo como consecuencia que muy pocos utilicen el incentivo.
  • Además de reglas claras y certidumbre, es necesario realizar pequeñas inversiones para que las dependencias públicas cuenten con los mejores recursos técnicos y humanos disponibles para entregar el servicio más eficiente y obtener las mejores negociaciones para la ciudad. Cada vez es menos común ver que, incluso en los proyectos pequeños y sencillos como 20 departamentos, los tiempos de gestoría rebasen los 2 o 3 años. Esto implica un costo financiero sobre el valor del suelo de entre 1 y 1.5% mensual, bajo las condiciones actuales del mercado de inversión inmobiliaria; el incremento se busca integrar al precio final de las viviendas.

Resulta fundamental reconocer y caracterizar las acciones que nos han traído hasta aquí, así como la necesidad de sostener una discusión pública sobre costos, rentabilidades esperadas, y aspectos elementales del desarrollo urbano como el valor residual del suelo. Es necesario que todos los actores conozcamos las aportaciones y expectativas del resto.

Peter Park, especialista en regulación urbana, expuso en su participación durante el segundo Foro Urbano CoRe que el desarrollador inmobiliario se dedica a mitigar riesgos durante el proceso. Si lo que buscamos es que el status quosea cumplir con el canon: proyectos mixtos, densos, compactos, orientados al transporte, incluyentes, diversos, plurales, etc. tenemos que dejar de depender de la innovación de uno que otro que se atreva a intentar y probar, asumiendo un mayor riesgo. Hoy rentarle a un Starbucks o venderle a alguien de ingresos medio altos disminuye el riesgo. Si queremos al café local o llegar a menores ingresos tenemos que afectar la relación riesgo/beneficio de esa balanza. Necesitamos que la ciudad justa sea la que entregue retornos competitivos a menor riesgo y el rol del Estado es una condición necesaria.

No basta con castigar o cobrar mitigaciones a quien desarrolla en contra del canon, se tiene que premiar a quien lo haga alineado con una ciudad para todos de manera sostenible, si es que pretendemos llegar a las metas que marcan la Nueva Agenda Urbana y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pensar en vivienda adecuada y asequible, es pensar en: inversión pública, APP de suelo, subsidios, disminuir la carga fiscal a quien venda/rente por debajo del valor de mercado, obligar a incluir un porcentaje de vivienda asequible, bonos de densidad, captura de plusvalías, entre otros. Hay que pensar fuera de la caja para provocar nuevos resultados, impulsar un rol del Estado protagonista que invierta y no solamente facilite, fomentar mecanismos que generen cambios reales y plausibles; pero lo que no podemos seguir haciendo es esperar que las mismas reglas entreguen resultados diferentes. Es un escenario que debemos de tomar en serio para lograr ciudades para todos.

Pecha Urbana: Seguridad Vial

CONVOCATORIA

CoRe Ciudades Vivibles y Amables A. C. te invitan a participar en el “Concurso Pecha Urbana: Seguridad Vial”. Conscientes de que los siniestros de tránsito están entre las primeras causas de muerte en el mundo, en la Ciudad de México, los decesos por accidentes de tránsito son la primera causa de muerte en niñas y niños de entre 5 y 9 años y la segunda en jóvenes de entre 10 y 19 años. El certamen busca abordar esta problemática desde una perspectiva de análisis, respuestas y propuestas de política públicaa través del sistema de exposición conocido como Pecha, en el que se presentan exposiciones rápidas y concisas con tiempo limitado.

Tema: “Seguridad vial” abordado desde una perspectiva de análisis, respuestas y propuestas de política pública.

Dinámica: Las presentaciones Pecha son exposiciones breves y concisas que utilizan apoyos visuales. El objetivo es exponer con 20 imágenes en 20 segundos en un tiempo total de 6 minutos 40 segundos.

¿Cómo participar? Con un resumen de máximo 350 palabras sobre el tema que se presentaría, en formato Word, al correo electrónico contacto@coreforourbano.com con el mensaje “Concurso Pecha”. El documento debe de contar con el título de la presentación, el resumen de 350 palabras, nombre completo, correo electrónico y un teléfono.

Ganadores: Se escogerán tres ganadores los cuales serán notificados el día 9 de septiembre por correo electrónico para que preparen su presentación para el evento del 24 de septiembre.

Día del evento: 24 de septiembre. 

Calendario:

Apertura de la convocatoria: 1 de agosto

Cierre de la convocatoria: 2 de septiembre

Anuncio de ganadores: 9 de septiembre

Límite de envío de las presentaciones de los tres ganadores: 22 de septiembre

Evento: 24 de septiembre

MÁS INFORMES

CoRe, Ciudades Vivibles y Amables A. C.

Correo electrónico: contacto@coreforourbano.com

 

¿Cómo hacer una mejor CDMX?

Los ciudadanos tienen que estar a cargo del diseño y desarrollo de esta ciudad, en especial en la movilidad.

 

De acuerdo a Demotecnia, 45 por ciento de los habitantes de nuestra ciudad han contemplado el uso de la bicicleta como medio de transporte, sin embargo 34 por ciento dijo que no la utilizan porque es peligroso y 50 por ciento de los ciclistas ha tenido algún accidente en las calles.

Estas y otras cifras las conoce Andrés Lajous y su equipo en la Secretaría de Movilidad. ¿Propuestas o soluciones? Recientemente la asociación civil CoRe y la Facultad de la Arquitectura de nuestra UNAM acaban de firmar un convenio para impartir la primera edición del diplomado Intervenciones urbanísticas integrales: retos y oportunidades.

Para Alberto Martínez, miembro de CoRe, este diplomado está dirigido a estudiantes y profesionales interesados en las políticas públicas de mejoramiento de las ciudades. Nuestra máxima casa de estudios y CoRe tienen la intención de generar un espacio común para la formación de nuevas prácticas más integrales en el diseño e implementación de proyectos urbanísticos. Marcos Mazari, director de la Facultad de Arquitectura, asegura que los ciudadanos tienen que estar a cargo del diseño y desarrollo de esta ciudad, por eso es importante que aprendan y lleven ese conocimiento a la práctica para hacer posible una ciudad donde ciclistas y automovilistas convivan y lleguemos a salvo a nuestro destino.

CONTRA LA DISCAPACIDAD

En 40 años el Colegio Hebreo Maguen David que dirige Lucila Minvielle, se ha distinguido por iniciativas que mejoran el modelo educativo. Es la primera institución de educación básica en América Latina en instalar un makerspace escolar, modelo que favorece la autonomía de aprendizaje y desarrollo de curiosidad. Desde 1978 ha tenido dos mil 800 alumnos, entre los que destacan el cineasta Michel Franco, la nadadora Cecy Cohen, entre otros. Este fin de semana en este Colegio se llevaron a cabo actividades del movimiento maker en Tel Aviv (TOM). Instituciones públicas y privadas (IPN, Escuela Webster, Colegio Israelita ORT y Colegio Hebreo Maguen David) trabajaron para generar soluciones que faciliten la vida de personas con alguna discapacidad física.

CONFIANZA EN TOKA

La valera mexicana Toka Internacional, que dirige Hugo Villanueva, recibió un alza en su calificación de parte de la prestigiada firma HR Ratings, al pasar de BBB+ a AAA-, lo cual la convierte en una empresa altamente confiable para invertir, al tiempo de reconocer su sana operación y dirección corporativa. Y vaya que tiene su esfuerzo, pues año con año, esta empresa originaria de Jalisco crece a doble dígito, al punto de estar actualmente dentro del top 5 del mercado nacional de vales de despensa, mercado que supera los 80 mil millones de pesos anuales, además de ser la primera valera que incursionó al mundo telefónico. Entre sus principales clientes destaca Suburbia, BBVA Bancomer y Caja Libertad, así como diversas dependencias de gobierno en los tres niveles.

Lee la nota completa en https://heraldodemexico.com.mx/opinion/como-hacer-una-mejor-cdmx/

UNAM y CoRe firman convenio para impartir un diplomado sobre intervenciones urbanísticas integrales.

  • La primera edición del diplomado comienza el 3 de mayo de 2019.
  • Es una oportunidad de llevar el pensamiento a la acción dentro de un marco de colaboración.

Ciudad de México a 28 de febrero de 2019.La Asociación Civil CoRe y la Facultad de la Arquitectura de la UNAM firmaron un convenio para impartir la primera edición del diplomado “Intervenciones urbanísticas integrales: retos y oportunidades”, dirigido a estudiantes y profesionales interesados en las políticas públicas de mejoramiento de las ciudades.Durante la firma del convenio, Alberto Martínez, integrante de CoRe, y el Arq. Marcos Mazari Hiriart, director de la Facultad de Arquitectura, remarcaron la importancia de esta nueva opción académica para generar colaboración entre la academia, sector público, sector privado y sociedad civil.

Este diplomado se llevará a cabo entre el 3 de mayo y el 13 de septiembre de 2019. Se desarrollará de manera presencial con sesiones teóricas y casos de estudio. Los módulos que se tratarán son: 1) Retos de la recuperación de espacios públicos; 2) Diseño de proyectos urbanos; 3) Gestión de proyectos; 4) Evaluación e incidencia en políticas públicas y 5) Trazando la ruta: de la planeación a la propuesta y acción.

Durante su participación, Alberto Martínez indicó que “CoRe es una Asociación Civil conformada por profesionales y expertos de distintas disciplinas que tiene como objetivo transformar las ciudades en lugares más vivibles, amables y equitativos”. Sobre este último aspecto, señaló “que es fundamental trabajar para disminuir drásticamente las distancias en la ciudad, distancias no sólo físicas, sino distancias sociales que existen entre quienes tienen acceso a oportunidades y quienes no”. Además, afirmó “que espacios como las aulas, los talleres y los auditorios son los primeros semilleros que se deben impulsar para generar cambios de paradigmas y transformar nuestras ciudades”.

Marcos Mazari comentó “que la vinculación que ofrece este diplomado establece las bases de colaboración entre distintos actores para hacer difusión del conocimiento y la cultura sobre desarrollo urbano en el país”. Asimismo, el director de la Facultad de Arquitectura informó “que es una oportunidad para iniciar un diálogo entre lo deseable y lo posible con el fin de construir mejores ciudades para las personas”.

Durante la sesión también estuvieron presentes, por parte de la Facultad de Arquitectura, Héctor Ferreiro León, jefe de la División de Educación Continua y Actualización Docente; Enrique Gándara Cabada, coordinador de Cursos y Diplomados de Actualización Docente; y Enrique Soto, académico de la Facultad de Arquitectura y titular del diplomado. Asimismo participaron  por parte de CORE, Antonio del Valle Perochena, Presidente del Consejo de Administración de Kaluz, Elena Fernández Portilla, directora de Fundación Kaluz, y Rachelle Neumann, directora de Desarrollo Corporativo de Kaluz.  Grupo Kaluz, es uno de los grandes promotores de las mejores prácticas para construir ciudades más sustentables y equitativas.

Fomentar y mejorar la movilidad urbana es uno de los propósitos de la alianza entre Moovit y CoRe

Moovit y la iniciativa CoRe firman un convenio de colaboración para la integración sostenible de la movilidad urbana en la Ciudad de México.

Ciudad de México, 14 de Febrero de 2019.

Moovit, proveedor líder de Movilidad como un Servicio (MaaS) y la aplicación #1 de transporte público en el mundo, presente en más de 2,700 ciudades y con más de 350 millones de usuarios, yCoRe, grupo de expertos que trabaja para una ciudad más vivible, amable y equitativa en la Ciudad de México, firmaron un convenio con el fin de fomentar el uso del transporte público e impulsar buenas prácticas tecnológicas para el futuro de la movilidad urbana.Con esta colaboración facilitarán la integración en la movilidad urbana de sus aliados, colaboradores y público en general.

 

La alianza entre Moovit y CoRe permitirá seguir ampliando la presencia de esta tecnología en México, “Queremos ayudar a que todas las personas viajen cada vez mejor y de un modo sustentable. Esto lo logramos trabajando en conjunto con organizaciones líderes y principalmente con los propios usuarios”,señala Juan M. Palacio, Country Manager de Moovit para Latinoamérica.

 

Durante los últimos tres años,CoReha promovido el transporte activo y público, la seguridad vial y la participación ciudadana. La organización, compuesta de activistas, organizaciones de la sociedad civil, aliados de gobierno, el sector privado, desarrolladores y arquitectos, está convencida de que la colaboración con nuevas tecnologías puede impactar de una manera positiva la vida de las personas que utilizan este tipo de servicios y finalmente hacer una ciudad más vivible, amable y equitativa.

 

A través de la información que brinda Moovit, los millones de usuarios podrán acceder a todos los contenidos referentes a las distintas líneas del sistema de transporte público y que a través de la aplicación gratuita para smartphones o visitando la página web (www.moovit.com). Al combinar la información de los operadores y agencias de transporte público con la información en vivo de la comunidad de usuarios, Moovit ofrece a los viajeros el estado en tiempo real, incluyendo la mejor ruta para su viaje en bus, tren, metro, bicicleta, y opciones alternativas de movilidad como vehículos compartidos, bicicletas compartidas y otras opciones de movilidad sin estaciones o dockless. Solo es necesario que el usuario tenga servicio de datos activo en su celular.

 

Otro de los servicios que los usuarios podrán utilizar en Moovit, es la completa guía sobre las conexiones en las estaciones que conforman el sistema de transporte, lo cual reduce los tiempos de espera. Además, cuenta con un sistema de alertas que les advierte a los usuarios sobre cierres de vías y estaciones, para así permitir al usuario diseñar la ruta que más le convenga.

 

Zara Snapp, Coordinadora de CoRe, afirmó que en esta primera fase están incorporando herramientas de movilidad, “Moovit nos va a permitir incorporar los beneficios de la movilidad urbana y transporte público a la mejora de la calidad de vida urbana no solo de nuestros colaboradores y aliados, sino de todos los mexicanos”.

Adictos al automóvil

Columna invitada en Reforma
Antonio del Valle*
14 Ene. 2019

El reciente desabasto de gasolina afectó a millones de personas en distintas formas. La frustración, enojo e impotencia que sufrimos los mexicanos estos días es completamente justificada; merecemos información veraz y expedita que disminuya el nivel de incertidumbre.

Pero más allá de los orígenes del problema, podemos aprovechar los aprendizajes derivados de este tipo de dificultades.

No cabe duda que el motor de combustión fue un gran invento que transformó a las sociedades y que hoy es impensable vivir sin medios de transporte motorizados. Lo que también es un hecho es que, en ciudades como la nuestra, hemos abusado, especialmente en el uso del auto particular, al punto de desarrollar una adicción.

Adicción que fomentamos con estructuras hechas exclusivamente para ésta, en detrimento de los que caminan, usan bicicleta o transporte público y, en general, de la calidad de vida de los ciudadanos. Durante los últimos cincuenta años, hemos dirigido el 80 por ciento de nuestros recursos a una infraestructura útil para una minoría que apenas representa el 24 por ciento de la población.

Dicen que un adicto comienza recuperación tras caer a lo más profundo, siendo el primer paso reconocer el problema; el segundo, deshacerse de lo que lo incita a volver, cambiar de entorno. Con respecto a esta dependencia del auto, mal de la mayoría de las grandes ciudades del mundo, existen también las que han logrado superarla, convirtiéndose en ciudades amables, vivibles y, sobre todo, equitativas.

Uno ejemplo que destaca es Copenhague.

Sí, Copenhague no siempre fue la bella ciudad de las bicicletas y hermosos parques. Tuvo que sufrir dos grandes calamidades: la primera, durante la racionalización de gasolina -entre muchos otros insumos- en la ocupación Nazi; la segunda, tras la crisis petrolera de inicios de los 70. Fue entonces cuando la ciudad nórdica corrigió rumbo. Ese punto de inflexión generó políticas públicas encaminadas a una ciudad compacta, pensada en la dimensión humana, con distancias cortas, espacios públicos, infraestructura ciclista y transporte público… menos dependiente del automóvil motorizado.

En nuestra Ciudad nos frustra el tránsito de todos los días. Cada vez tardamos más tiempo en trasladarnos. Creemos que lo que se necesitan son más calles con más carriles, más puentes y túneles… mayor velocidad. Pero no nos damos cuenta de que, si seguimos construyendo infraestructura para autos, lo que vamos a tener son ¡más autos! Y menos peatones, menos bicicletas, menos parques públicos, mayor inseguridad, mayor división entre la sociedad.

Para los que nacimos en la cultura del automóvil, sobre todo los que hemos tenido la suerte de llegar a este mundo con mayores privilegios que otros, no vemos más allá. No concebimos trasladarnos de forma distinta, por lo que buscamos y exigimos que la infraestructura se haga para nuestra satisfacción, escudándonos en prejuicios como «esta Ciudad no es caminable» o «cuando exista buen transporte público dejaré el coche».

La realidad es, y sobre todo en la gran CDMX, que existen cada vez mejores y variadas opciones que nos facilitarían la vida si salimos de nuestra oscura caja automovilista. Si tienes que ir a una distancia de 5 kilómetros o menor, prevé el tiempo y camina, descubrirás maravillas que en el auto pasan inadvertidas; si es mayor, puedes montar una bicicleta. ¿Tienes acceso al Metro o Metrobús? ¡Úsalo! Verás que es más efectivo de lo que imaginas.

Todos quisiéramos una Ciudad más vivible, más amable y equitativa. Exijámosla. Pero aceptando medidas que nos afectarán en el corto plazo, beneficiándonos en el largo. No nos damos cuenta que el primer paso para lograrlo es cambiando nosotros mismos, eliminando prejuicios y superando paradigmas. Sólo así podremos cambiar realidades.

*Presidente del Consejo de Administración de Kaluz

 

Esta columna fue publicada originalmente en www.Reforma.com